El presidente ejecutivo de la compañía, Jack Dorsey, dijo en un tuit que tomó la decisión para evitar potenciales problemas derivados de la mensajería automática, el aprendizaje profundo hecho por robots, la información engañosa y las deepfakes -técnica de inteligencia artificial que permite editar videos falsos de personas que aparentemente son reales-.
“Creemos que el alcance de un mensaje político debe ganarse, no comprarse”, explicó Dorsey en un hilo de tuits, en el que anunció la medida y su alcance. La prohibición afecta únicamente a contenidos de pago, es decir, a los espacios publicitarios que campañas políticas o particulares podían comprar hasta ahora para promocionar sus mensajes, pero en ningún caso limita lo que los usuarios pueden decir en la plataforma.
A su juicio, las campañas deberían lograr notoriedad en la red social mediante retuits y nuevos seguidores, lo que implicaría que sus mensajes logran tracción entre los usuarios, pero no pagando dinero para llegar a más gente.
Dorsey aclaró que la nueva política, cuyos detalles serán develados el mes próximo, prohibirá tanto los avisos sobre temas políticos como de candidatos.
La decisión de Twitter supone un cambio radical respecto a su comportamiento en la pasada campaña electoral de EEUU en 2016, cuando animaba precisamente a las candidaturas a comprar espacio en la plataforma y fue usada por parte de piratas informáticos rusos para tratar de influir en el resultado electoral, lo que le valió fuertes críticas.
La medida llega en un momento en el que Facebook y su creador, Mark Zuckerberg, se encuentran bajo presión debido a la reticencia de la empresa a verificar el contenido de los anuncios políticos con el fin de evitar la difusión de noticias falsas y mensajes de odio.
La semana pasada, en una audiencia ante la Comisión de Servicios Financieros del Congreso de EEUU, Zuckerberg fue arrinconado por la representante demócrata Alexandria Ocassio Cortez quien lo interpeló por eximir a la publicidad política de la verificación de datos.