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TIEMPOS INCIERTOS Y SALUD MENTAL

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Todos aspiramos a poder alcanzar un estilo de vida en el cual podamos tener prosperidad económica, seguridad en las calles, escuelas funcionando, trabajos bien remunerados, con un sistema de salud accesible y efectivo y movilidad social. Todas estas aspiraciones convergen en una palabra que representa el cúmulo del deseo humano: PREVISIBILIDAD. Algunos sinónimos nos ayudarán a entender todo el alcance que puede englobar su significado: presumible, probable, posible, predictible, imaginable, pronosticable. La pre-visibilidad te permite de alguna forma “ver” y adelantarte al futuro al planificar y organizarte en pos de un objetivo concreto que deseas alcanzar. Y por eso, la previsibilidad va de la mano de alguna manera de la ESTABILIDAD.

Pero…

Frecuentemente, la realidad nos golpea como un baldazo de agua helada: vivir en estos tiempos no parece nada predecible y nada estable. La previsibilidad se hace difícil cuando el dinero no alcanza, las amenazas de despido imprevisto se escuchan a diario, la inseguridad en las calles representan una dura realidad de la que es complicado cuidarse, la salud un día comienza a debilitarse y el sistema de salud está diariamente colapsado, los amigos se van, la pareja no siempre es “hasta que la muerte los separe”, lo hijos crecen y posiblemente tomen sus propias decisiones, muy diferentes a lo que se esperaba de ellos, los trabajos ya no son lo estables que podían ser en el pasado. Todo cambia a nuestro alrededor en estas épocas de inestabilidad. La realidad cambiante que nos toca vivir en estos tiempos de incertidumbre generalizada representa un verdadero desafío para lograr sostener una salud mental que en reiteradas ocasiones se ve amenazado por tanto cambio, tanta incertidumbre, tanta IMPREVISIBILIDAD e INESTABILIDAD.

Estudios sociales y antropológicos nos indican que en la actualidad vivimos en un mundo repleto de incertidumbres y esto es generador de nuevos miedos. Como bien lo expresa Eduardo Galeano, el miedo es una forma de vivir en la actualidad. Las diferentes formas del miedo se relacionan con el trabajo inseguro y/o insatisfactorio, las relaciones interpersonales inestables, las calles llenas de inseguridad, las presiones por mantenerse dentro del consumismo, los niveles tan altos de endeudamiento económico en el que viven las personas para sostener un estilo de vida (y en muchos casos sólo para sobrevivir), el miedo a la soledad y el aislamiento, la imposición a ser feliz a toda costa, la tecnología que avanza y cambia desmedidamente, la presión por el éxito…

Hoy día, se vive encerrado en las casas y en las mentes. Por miedo. La sensación de inseguridad que se ha creado sobre lo que es la realidad provoca tanto temor que la gente se aísla, se recluye, se pone a la defensiva y comienza a maquinar en sus mentes diversidad de preocupaciones, la mayoría de ellas completamente innecesarias. Como estamos constantemente presionados por la sociedad de consumo para lograr alcanzar y mantener este alto y caro estándar de vida, vivimos una vida llena de temores, dudas, miedos, inseguridad y stress a caernos del sistema. Tener, comprar, consumir, estar a la moda, mostrar a los demás objetos de valor, comprar el último celular y el auto nuevo, son formas de lograr una satisfacción que dura poco, pero la preocupación por pagar las deudas dura mucho. La duda de si somos o no adecuados al estándar exigido socialmente es una presión inconsciente constante. No percibimos nuestros altos niveles de preocupación porque casi todos a nuestro alrededor también están tensos, nerviosos, preocupados, malhumorados y agresivos como nosotros mismos.

Como consecuencia de este miedo constante a la vida cotidiana, la necesidad de controlar lo incontrolable de lo que sucede alrededor parece ser la solución al problema de la imprevisibilidad. El miedo que éste genera en la mente de la persona con miedo crónico la vuelve ansiosa, controladora y manipuladora, no duerme para no dejar de pensar en sus múltiples preocupaciones, se contractura por vivir tensionada y finalmente, sufre simplemente por tratar de sobrevivir en un mundo problemático en el que el futuro es un terreno imposible de pre-ver sanamente por tanta inestabilidad. Se encierra en su casa y en los lugares donde se pueda sentir segura, en un intento ineficaz por controlar el miedo a lo incierto del afuera, tanto del presente como del futuro.

De a poco se va gestando un posible cuadro mental de ansiedad que nace en el afuera y se mete en lo profundo de la mente individual.

Cabe preguntase entonces ¿la ansiedad es un problema 100% mental o hay algo de verdad social disfuncional que percibe el/la ansioso/a?

En el mundo de hoy se han acabado las certezas y los para siempre, y el mensaje social es que debemos adaptarnos al cambio constante, a lo siempre nuevo, a la sorpresa.

Habría que preguntarnos si nuestra mente y cuerpo están realmente preparados para asimilar tantos cambios, tanta incertidumbre, tanta falta de previsibilidad en la vida. Tal vez el ser humano no está diseñado para vivir en tamaña incertidumbre vital y por eso, finalmente, la mente comienza a desarrollar intolerancia hacia estas formas de vida que nos impone el siglo XXI. Esto explicaría la epidemia de casos de ansiedad y depresión en el mundo entero, epidemia de la que nuestro lugar de residencia no escapa. Por un lado, los sociólogos y antropólogos nos hablan de que la sociedad de consumo es un modelo social de incertidumbres y de imprevisibilidad y por otro lado, la psicología nos dice que el principal problema de la ansiedad nace en la mente de la persona cuando comienza a desarrollar intolerancia a la incertidumbre. ¡Qué extraña coincidencia! ¿Será casual? No lo creo ¿Será que la mente se comporta al modo de una reacción alérgica al no poder tolerar tanta inestabilidad proveniente de una sociedad de incertidumbres? Es muy posible. Esto nos indica que, en tiempos de mucha incertidumbre, es importante aprender a cuidar nuestra salud mental como para contrarrestar los efectos negativos de una realidad dura y cambiante.

En las próximas columnas de Pido la Palabra, iremos hablando sobre los síntomas de la ansiedad y algunas estrategias para prevenirla y controlarla, ya que si bien no está completamente en nuestras manos poder cambiar la realidad que nos toca vivir, sí podemos estar atentos a estas formas de incertidumbre social para buscar más y mejores estrategias, con el objetivo de proteger nuestra salud mental y la de nuestros seres queridos.

Y para finalizar, una frase para reflexionar.

“No entiendo al ser humano; pierde su salud para ganar dinero, después pierde el dinero para recuperar su salud y por pensar ansiosamente en el futuro, no disfruta del presente. Por lo que no vive ni el presente ni el futuro. Y vive como si no tuviese que morir nunca, y muere como si nunca hubiera vivido”. Dalai Lama.

¡Hasta la próxima!

 

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