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SEMBRANDO FUTURO: LA VOCACIÓN DOCENTE QUE TRASCIENDE

Lecturas de domingo. Por Pablo Rebolledo.

Por las vueltas de la vida es una de esas muchas expresiones populares a las que seguramente, en algún momento, hemos recurrido para intentar explicar lo que podría resultar difícil de creer, o para hablar sobre esas “casualidades” que parecen salir del guion de alguna exitosa serie de las plataformas. Y justamente “por esas vueltas de la vida” me reencuentro – a la distancia y muchos años después – con el Profe Carlitos Olmedo. Bromeamos brevemente sobre el cabello que fuimos perdiendo a lo largo del camino antes de comenzar a hablar sobre la educación, la cultura, y su visión sobre el presente y el futuro de la localidad.

Carlos es un Licenciado y Profesor en Artes Plásticas que está convencido que el arte educa y cambia nuestra mirada, nuestra forma de pensar el mundo y lo hace por medio de la reflexión con el otro, es decir, de manera conjunta con los demás. Sostiene que su vida se encuentra atravesada por el arte, la educación y la cultura. Y más allá que dentro del mundo del arte su gusto es variado, señala que la cerámica y la pintura son sus pasiones.

Al regresar de la ciudad de La Plata fue convocado para desempeñar funciones como director de cultura. Asumió ese desafío por más de 10 años. Según señala fue una experiencia inolvidable. Con orgullo recuerda también el año 2014 cuando fue honrado con un reconocimiento por parte del Senado de la Nación como referente de la Cultura. Su carrera como educador comenzó en 1998, al regresar nuevamente al pago, donde transitando las aulas de la Escuela N ° 81, en la Escuela N ° 62, en el Nivel Medio y en el Instituto de Formación Docente Continua de Sierra Grande.

¿Cómo nació la vocación docente? ¿Y cuánto tuvo que ver tu papá con esa elección?

Carlos: – “La vocación docente nació estando ya en la Universidad y tuve que elegir entre lo que fue la licenciatura y el profesorado. En ese momento, en el cuarto año tenías que optar para desarrollarlo, en el quinto año una de las dos opciones. Yo opté por el profesorado y de esa manera hice mis prácticas, mis planificaciones en La Plata. Tuve la oportunidad de ir a Berisso, Ensenada y dar clases allí en las escuelas secundarias. Obviamente mi padre influyó muchísimo en esa elección también. Me proyecté desde ese lugar con la pasión que siempre tuvo por la docencia desde muy joven. Trabajó un tiempo en Córdoba y después lo continuó haciendo en la localidad de Arroyo los Berros, donde realmente dejó todo para esos chicos.  Y finalmente aquí en Sierra Grande, como primer director de la Escuela N ° 60 donde se ha colocado una placa recordándolo. Es muy lindo poder entrar a la institución y ver que alguien previamente sembró”.

Carlos Olmedo junto a su padre, Carlos Olmedo en una intervencion fotofrafica.
Carlos Olmedo junto a su padre, Carlos Olmedo en una intervencion fotofrafica.

Hablemos de las oportunidades para los jóvenes de Sierra Grande. ¿Cuál es tu visión al respecto?

Carlos: – “Obviamente que las oportunidades en Sierra Grande no son tantas como las que pueden existir en General Roca, Neuquén o Bahía Blanca. Y no todo el mundo tiene el dinero para poder irse de la localidad a estudiar, ni la posibilidad de obtener una beca, entonces se hace muy complejo. Muchos de nuestros jóvenes terminan optando por quedarse y ver cómo se pueden insertar laboralmente o en alguna de las carreras que se ofrecen desde aquí, ya sea del Instituto de Formación Docente, en el ITS, en la Policía de Río Negro o el Nodo del CURZA. También van apareciendo otras propuestas como las carreras virtuales y muchos padres optan por esa modalidad porque pueden pagar esas cuotas, pero no un alquiler afuera.

Seguramente van a aparecer muchas más oportunidades, nosotros mismos desde el Instituto estamos por ofrecer una nueva carrera para los estudiantes de Sierra Grande. Con la llegada del Proyecto Vaca Muerta Sur, las expectativas crecen exponencialmente en cuanto a la cantidad de habitantes, el trabajo que se puede dar, y también crecen las expectativas sobre apertura de nuevas carreras, sobre apertura de nuevas capacitaciones y posibilidades.

Yo estoy dentro del grupo de los optimistas, porque hace muchísimo tiempo que estamos esperando “renacer” o “resurgir” y para ello necesitamos fuentes laborales dignas, fuertes, consolidadas. Teniendo cuidado con el medio ambiente, proyectar hacia el futuro con una empresa tan grande y tan poderosa, creo que nos va a hacer bien a todos. Esas son mis expectativas, no solo que llegue gente, sino que vengan más carreras y más posibilidades para los estudiantes de nuestra localidad”.

Interesante esta reflexión en la que convergen el pasado, el presente y el futuro. ¿Como te ves en ese escenario?

Carlos: – En lo personal estoy muy contento con haber vuelto a mi localidad, me permitió desarrollarme por completo. Disfruto transmitir ideas a los niños y los jóvenes por medio del arte, abordar temáticas como la violencia de género, la ecología y el cuidado del medio ambiente, el bullying, muchas cosas que surgen desde la educación y que vuelven desde el arte hacia el sistema educativo. En tres años más cumpliré 57 años, me pienso ya jubilado y no sé qué voy a hacer. Tengo muchas expectativas, muchas ganas de seguir trabajando en el mundo del arte y la cultura. Se me presenta la disyuntiva de irme o quedarme, veremos qué pasa.

Vivo aquí con mucha pasión, como siempre, con mi familia cercana. Uno no es nadie sin el apoyo de su familia. Disfruto el día a día, disfruto poder estar sembrando esa semillita para la educación y sobre todo sembrando para el futuro.

Inevitablemente el Proyecto del Oleoducto surge como un nuevo hito en la historia de la localidad. Se avizoran inminentes y significativos cambios. ¿Estás de acuerdo con esas apreciaciones?

Carlos: – Sí, se avizoran cambios realmente significativos para Sierra Grande. Queremos estar a la altura de semejante propuesta. Por suerte el gobernador eligió a nuestra localidad para este polo de desarrollo económico, pero que también implicará un desarrollo cultural, social y político. Como señalaba anteriormente, necesitamos esta energía económica y de desarrollo.

En lo personal, pretendo acompañar desde el arte, la cultura, desde la educación, como siempre lo hago, con todo el compromiso y con toda la energía para que se dé. Lo que más me importa, obviamente, es la parte laboral de la gente, que muchos hombres tienen que viajar de la localidad a los lugares de otras provincias, como Santa Cruz, como Neuquén, buscar trabajo, y se produce un desmembramiento importante de las familias. Ojalá puedan, los hombres de Sierra Grande, tener un lugar para desarrollarse económicamente y no tener que viajar tanto, dejar a sus familias, espero realmente que eso se modifique. Seguramente vendrán aparejados otros cambios, se crearán más escuelas, se necesitarán más docentes, se activará el sector de la construcción, en definitiva, todo lo que trae aparejado el desarrollo económico. Estoy feliz por esa decisión que adoptó el gobernador de poder desarrollar esto en nuestra localidad y no en otro lugar.

Días atrás participé de una Jornada sobre Educación, y uno de los especialistas hizo referencia a datos que muestran que, en nuestro país, los educadores siguen conservando un buen nivel de prestigio en la opinión pública.  ¿Cuál es tu percepción al respecto?

Carlos: – “El prestigio sigue vigente. En nuestro Instituto, por ejemplo, se pueden ver las mismas apuestas de siempre, el propósito de enriquecerse en lo personal. De continuar perfeccionándose, de elaborar proyectos de investigación o de extensión. El compromiso que uno tiene con la educación es un compromiso muy grande. Es un compromiso que no tiene límites, que carece de egoísmos. Educar es brindarse hacia alguien que viene en busca de saberes y que también trae saberes. Creo que es una profesión en la que tenemos que estar dispuestos a empatizar con el otro, nuestro compromiso está siempre con aquellos que quieren aprender. Sembrar para el futuro es lo más lindo que tiene la docencia”.

La tarea de los educadores trasciende las fronteras del aula, impactando no solo en la formación académica de sus estudiantes, sino también en su desarrollo personal y social. A través de su dedicación y pasión, muchos educadores inspiran a las nuevas generaciones a perseguir sus sueños y a convertirse en agentes de cambio en sus comunidades. Reconocer y valorar la labor del docente es fundamental para afrontar los desafíos del presente de Sierra Grande y construir un mejor futuro, donde el aprendizaje se convierta en la principal herramienta del crecimiento individual y colectivo.

 

 

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