En su cuenta de facebook el Programa de Conservación del Cóndor Andino, explicó que las balas de plomo siguen cobrando víctimas, aun después de haber sido disparadas.
Esta vez un macho adulto, liberado hace 14 años, padre de tres pichones, fue encontrado sin vida en la costa atlántica.
El equipo técnico de Fundación Temaiken constató en la necropsia que había ingerido su alimento con una bala de plomo.
Los cazadores abandonan sus presas con resto de balas. Los carroñeros ingieren esos restos y les cuesta la vida. En muchos países el uso de balas de plomo está prohibido por ley. Sin embargo Argentina sigue utilizando estas municiones que tienen un tremendo impacto sobre la vida silvestre y el ambiente.
El próximo 6 de septiembre en las sierras de Pailemán serán liberados varios pichones, en una ceremonia que mezcla el aspecto científico y lo ancestral.