Caminar, tomar al menos dos litros de agua por día, dormir bien y cuidar nuestra alimentación son algunas de las recomendaciones que, cada tanto, escuchamos en boca de algún profesional de la salud o encontramos estampadas en algún letrero de una sala de espera, de esas salas donde ya no hay revistas disponibles, pero aún conservan el revistero junto a la maceta.
“Leer hace bien”, sostiene con una admirable y contagiosa convicción Constanza Munrabá, quien se autodefine como “una persona que escribe”. Ávida lectora, creadora de historias para niñas y niños, con un genuino compromiso con la promoción de la lectura.
¿Cómo fue ese inicio de tu vínculo con la producción literaria?
Constanza: – “Me tendría que remontar a los años 90, donde yo escribía en cuadernitos, me gustaba escribir, y empecé a escribir. Y en el colegio tuve una profesora de literatura muy piola, que nos hacía escribir muchas cosas, y que ella me incentivó mucho a que siguiera escribiendo. Decía que se me daba bien, y que me sugirió que no perdiera las ganas de hacerlo. Cuando terminé el colegio me anoté en un taller literario, alrededor de tres años, y la verdad que me encantó, me apasionó, y después por cosas de la facultad, el trabajo, empezar a hacer una vida un poco más de adulta, lo fui dejando de lado. Y te diría que con la crisis de los 40 empecé a escribir de vuelta, pero muy para mí, como un acto de reflexión en algún punto, y no sé cómo ni por qué, pero muchos años después terminé contactando a otra una profesora de taller literario. Y en esta etapa post 40, empezó a aparecer mi voz más infantil, porque cuando era adolescente no escribía para niños, claramente escribía otras cosas, que algunas agradezco se hayan perdido, otras me gustaría tenerlas nada más que para recordar quién fui.
Inevitablemente se comienza a configurar una primera reflexión, y se trata de la tan trillada pero no por eso menos cierta frase “Toda crisis encierra una oportunidad”. Constanza refiere que fue la crisis de los 40 la que dio paso a una segunda etapa como escritora, pero esta vez orientada a los niños. Las vueltas de la vida y de pronto nos encontramos con algo que pasa a ocupar un lugar muy importante en la cotidianidad. Para cualquier persona a la que le gusta leer, tener su propio libro es “como tocar el cielo con las manos”.
Y comenzando a interiorizarnos particularmente en el proceso de creación de una obra. ¿Dónde encontrás la inspiración? Nosotros tal vez pensamos en otros tiempos y nos imaginamos la libretita y la lapicera, hoy tal vez podemos pensar en el block de notas del celular. ¿Cómo es ese proceso de creación?
Constanza:- Mira, creo que es tan diferente en cada persona, como lo somos entre las personas. A mí me pasa que por ahí escucho algo en la radio que están hablando de algún tema y dicen alguna frase y me dispara algo. Una vez escuché algo así como, parece una bruja y un león, dos chicos que estaban hablando de algo, no sé, y a partir de ahí también se me ocurrió una idea, es muy absolutamente variable. Yo a pesar de que soy de las que escriben muchas cosas en cuadernito, tengo en el celular, voy tirando todas mis ideas, después algunas las pierdo, otras las empiezo a escribir y no llegan a ningún lado, otras me requieren más esfuerzo, otras salen fáciles, solas y disparadas como si hubieran venido para hacer eso.
¿Qué te sucede cuando ves el título de una obra asociado a tu nombre? ¿Qué te pasa a vos con la repercusión de tus producciones literarias?
Constanza: – Creo que uno no escribe para otros, uno escribe primero para uno mismo.
En mi caso, que escribo para chicos, es como escribir para mi niña interior, y cuando recibo una linda respuesta de alguno de mis libros, es como sentir que mi corazón tocó al corazón de otro. No sé cómo ponerlo en palabras, porque es muy emocional, y la verdad que para mí es maravilloso sentir eso. Es lo que me pasa también como lectora, cuando leo libros y siento que me tocan una fibra interna, me siento atravesada por la lectura, ahí es donde siento placer y un montón de otras cosas. Sentir que puedo yo lograr eso a través de mi escritura, y más en chicos, y en chicos que leen a los que todavía le leen sus padres, para mí es maravilloso. Porque es de piel, es una sensación de piel.
Y si nos remontamos a esos años de la pequeña Constanza ¿Podés definir uno o dos libros de los que más te atraían cuando eras niña?
Constanza: – Mira, me cuesta porque yo empecé con cosas muy duras en realidad, porque empecé, duras me refiero a cosas que no eran cuestos de hadas, sino que uno de los primeros libros que me enamoró fue la versión infantil de “Amalia,” de José Mármol, que es una historia durísima, pero por ahí porque empecé, yo me enganché con la lectura cuando empecé a leer sola, alrededor de los once años. Por entonces ya no me leían y otros no elegían por mí. Cuando empecé a elegir, muchas veces elegía porque me llamaba la atención o la tapa del libro o el título.
Una de tus obras es “Emilia y la biblioteca mágica”, y ahí aparece justamente el elemento del libro como algo muy especial, central en esa historia ¿Qué representan el libro y la biblioteca? En ese momento de creación, cuando aparece la biblioteca ¿Qué aparece ahí?
Constanza: – Magia, magia, absolutamente magia, es lo que yo siempre trato de transmitir, para mí la magia, primero y principal. Los chicos son las primeras personas que más ven magia en todos lados. Se admiran de cosas que nosotros los adultos pasamos por al lado como si fueran recontra normales. Y tal vez lo son, el vuelo de una mariposa, por ejemplo, el perfume de una flor, son absolutamente comunes, por decirlo de alguna manera, pero no dejan de tener magia. Los chicos se fascinan con esas cosas, entonces la magia como concepto para los chicos me parece elemental, y para mí los libros, todos los libros tienen magia, porque de alguna manera te hacen sentir algo que no sentiste antes, te hacen pensar algo, imaginar algo que no imaginaste antes, entonces … si eso no es magia, ¿Dónde está la magia?
¿Qué representa la lectura para vos?
Constanza: – La lectura es clave. Recuerdo un libro que les leía a mis chicos, que era un gato que no quería ser gato, que quería ser pájaro, y entonces se esforzaba y no podía, y obviamente tenía una enseñanza, ese libro que tenía que ver con aceptarse a uno mismo. Entonces, todas esas cosas nos las facilita la literatura, nos facilita viajar, reír, llorar y desde luego reflexionar.
Y para eso tenemos que estar los papás al lado de los chicos, porque un chico solo probablemente no se va a poner a leer. Entonces, primero es conveniente leerles y comprarles el libro desde que son chiquititos, aunque sea que jueguen con el libro. Después es leerles, inventarles historias. Cuando mis hijos eran más chiquititos, les frenaba la lectura en algún lado y les preguntaba como seguía. Que ellos tuvieran la posibilidad de inventar lo que pasaba. Y después contrastar con el resto del libro para ver si era o no era lo que ellos habían supuesto. Es jugar, es habilitar el espacio del juego que trae la lectura.
Me gustaría que compartas tus redes, dónde te encontramos, y que nos cuentes ¿Qué haces desde esas redes?
Constanza :- Estoy en Instagram como @constanzamunraba y desde ese lugar, primero presento mis libros, y también insisto con la idea de que leer hace bien, buscando también que los chicos puedan elegir, puedan meterse en distintos mundos. También podrán encontrar recomendaciones. Como me considero una ávida lectora, tengo muchas recomendaciones al mes.
Finalmente entendí que leer hace bien, tan bien como caminar, tomar dos litros de agua al día, dormir bien y cuidar nuestra alimentación. Sin temor a equivocarme, puedo concluir que, si nuestros hijos nos ven leyendo, nos ven en contacto con el libro, el camino de promover en ellos la lectura será mucho fácil. Y cuantas más historias les contemos más historias podrán crear ellos mañana y más realidades podrán mejorar.