La parlamentaria aseguró que “el terrorismo de Estado significó esencialmente la implementación de un modelo perverso, que impactó en todos los órdenes de la vida institucional y política de la sociedad, sembrando el horror, la represión y el avasallamiento de los derechos de las personas. Con una fuerte apertura económica que generó una competencia desleal con el mercado interno y destruyó por completo la industria nacional”.
En este sentido agregó que “el corrimiento del Estado incentivando el prejuicio de su ineficiencia, la intervención de los sindicatos y partidos políticos, el disciplinamiento mediante la desaparición, tortura y muerte de quienes militaban y consideraban a la política como herramienta de cambio, fueron las bases para la viabilidad de la estructura económica que se implementó y se profundizó posteriormente”.
Además, Fernández subrayó que “la dictadura fue cívico militar, y debemos remarcar este hecho a todas luces evidente”. “Así como en su momento fue necesario deconstruir la teoría de los dos demonios, hoy es ineludible insistir en la responsabilidad de vastos sectores económicos y de la sociedad civil, que pergeñaron y financiaron la dictadura, algunos de los cuales aún juegan un rol fundamental en nuestra sociedad”.
“Debemos recordar el 24 de marzo de 1976 como lo que fue: un genocidio y un intento de destrucción de la identidad de un pueblo, utilizando métodos represivos y coercitivos con el fin de imponer un nuevo orden”, remarcó la legisladora y concluyó “repasar la historia y mantener viva la memoria es fundamental no solo para comprender el pasado sino también para identificar discursos actuales que abrevan aquellas lógicas «.