Sierra Grande (POR GUSTAVO ESPECHE ORTIZEl -Télam) El área protegida Islote Lobos, en Río Negro, es una franja que incluye ambientes de estepa, monte y mar, que alberga una cambiante biodiversidad y pronto será convertida en parque nacional, bajo el mismo nombre, para integrarse en lo turístico con el balneario Playas Doradas, en el municipio de Sierra Grande.
En sus 20.000 hectáreas la vegetación varía de la arbustiva espinosa y de matorrales a los húmedos pastos de la zona intermareal, y se pueden observar mamíferos terrestres autóctonos, como cuises, zorros y piches, o exóticos jabalíes, y en los islotes habitan lobos de un pelo y pingüinos de Magallanes, en tanto todo es sobrevolado por aves cazadoras y carroñeras.
La reserva provincial fue cedida por Río Negro a la Nación para la creación del 40º parque nacional argentino y el segundo en la provincia, cuyo proyecto ya cuenta con la aprobación en la Cámara de Diputados y se espera la sanción de la ley en el Senado.
Una visita a este complejo natural implica atravesar una zona de transición en la que varían el suelo, la flora y la fauna al avanzar desde la estepa hacia el mar.
El área, ya gestionada por la Administración de Parques Nacionales (APN), incluye tres estancias, playas, albuferas e islotes, y la localidad base para visitarla es Playas Doradas, que limita al sur con el complejo natural.
Desde ese balneario se puede acceder por la costa o a través de una de las estancias tras un breve tramo por la ruta provincial 5 -que conecta con Sierra Grande- y sus circuitos llevan al mirador de Punta Sierra (de unos 100 metros de altura), el cangrejal del arroyo Salado, la península de Punta Pozos e, indefectiblemente, a los islotes.
Télam ingresó en un vehículo de la APN a través de una tranquera junto a la cual colgaban de los alambrados numerosos cueros de jabalíes, secándose con el sol y el árido viento patagónico, que parecían una advertencia totémica para estos mamíferos introducidos que son plaga en la región.
El viaje, con la guiada del guardaparques nacional Leonardo Juber, siguió entre pastizales, por caminos o huellas de ripio o arenosos sólo aptos para 4×4, desde los cuales se veía el mencionado cambio ambiental.
Pastos bajos y arbustos de fuertes raíces y ramas espinosas caracterizan la flora terrestre, opacada por el polvo estepario que todo lo cubre, salvo en la zona baja y húmeda junto al arroyo, donde el verde es más fresco y frondoso.
Piquillines, jarillas y matasebos sobresalen con sus ramas espinosas y retorcidas entre coirones y varias hierbas, algunas de ellas medicinales o comestibles, dijo a Télam la subsecretaria de Turismo de Sierra Grande, Herminia Colihueque, quien participó del recorrido e identificó algunas como carqueja, tomillo, quirimay, alfilercillo y manzanilla.
EL MINISTRO DE AMBIENTE Y DESARROLLO SOSTENIBLE DESTACÓ LA IMPORTANCIA DEL FUTURO PARQUE NACIONAL
El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, sostuvo que la creación del Parque Nacional (PN) Islote Lobos «es de suma importancia», ya que será el segundo de Río Negro y «el número 40 de una histórica construcción que se inició en esta misma provincia en 1930 con el actual Parque Nacional Nahuel Huapi».
«Uno de los principales objetivos de esta gestión -expresó el ministro a Télam- es conservar y sumar al sistema de áreas protegidas más hectáreas para preservar la rica diversidad que tienen nuestro país y como parte de la lucha contra el cambio climático.»
Cabandié adelantó que «los turistas podrán disfrutar de las hermosas playas de Sierra Grande y además van a poder visitar y recorrer esta nueva área protegida, dándole mayor valor a este maravilloso lugar, que compatibiliza la protección de este ecosistema natural con la actividad turística».
La APN, que depende de la cartera a su cargo, además de crear nuevos parques durante su gestión tiene agendada la creación de otros en diversas provincias, así como la ampliación de algunas áreas protegidas bajo su jurisdicción.
Fuentes de esa Administración detallaron a esta agencia que tras la creación del primer Parque Federal, Campo San Juan, en Misiones, se aguarda la sanción de la ley que creará el PN Islote Lobos, que ya cuenta con la aprobación de la Cámara de Diputados, en tanto el área se encuentra ya a cargo de Parques Nacionales.
También sigue en marcha en la APN el proceso legislativo para la creación del PN Ansenuza (Mar Chiquita), en Córdoba, y el Área Marina Protegida Bentónica «Agujero Azul», en la plataforma continental bajo jurisdicción argentina del Atlántico Sur.
Por otra parte, se consolidó la agenda para la creación del PN Laguna El Palmar, en Chaco, y el PN Selva de Montiel, en Entre Ríos, junto a dos nuevos parques en la zona de Famatina, La Rioja, y en el corazón del caldenal pampeano.
En tanto, se avanza en la creación del área protegida Jaaukanigás, en la provincia de Santa Fe, y en la ampliación de los parques nacionales Islas de Santa Fe (en la misma provincia); Pre-Delta, en Entre Ríos, y Aconquija, en Tucumán.
En las márgenes del Salado hay abundantes y altos tamariscos, los unquillos lucen más verdes y tiernos que en la estepa y las pichanas dan color a la zona con sus flores amarillas, lo mismo que los pequeños frutos rojos de piquillines, más oscuros y dulces cuanto más maduros.
Tras recientes lluvias, parte del camino se inunda y se convierte en abrevadero del ganado vacuno, por lo que hay que hacer desvíos hasta llegar a la costa, donde se abandona el vehículo y el trayecto continúa a pie, entre piedras y pastizales sobre un suelo de arena y greda que deja la bajamar.
El guardaparques comentó que desde la playa y miradores «se pueden ver pasar ballenas, que en la pleamar se acercan a la costa«, y que en la zona de monte se encuentran «huellas que aseguran la presencia de pumas», aunque no se registraron avistamientos de este cazador.
Juber explicó que en la zona intermareal hay sectores de alta fragilidad con vestigios arqueológicos, como corrales de piedra para la pesca, de más de 1.000 años, y que es uno de los pocos lugares registrados del país sobre el vínculo entre el hombre y el mar.
Otros restos, como puntas de flecha, raspadores y percutores de piedra, pueden hallarse en forma aleatoria, por lo que toda visita turística se deberá realizar con guía obligatoria para garantizar su preservación.
Al llegar al islote más cercano, La Pastosa -por sus nutridos pastizales- la fauna varía al ecosistema marino y sólo prevalecen los cuervos de cabeza roja o negra, que limpian de carroña el lugar, que de restos de cuadrúpedos a los de pingüinos de Magallanes y lobos marinos.
Bandadas de gaviotas, cormoranes, gaviotines y algunas palomas antárticas levantan vuelo y generan una singular postal con el fondo azul que varía del marino al celeste.
Pronto se oyen los rugidos de los lobos marinos y el ronco canto de los pingüinos, que forman sendas colonias con sus crías sobre la playa, mientras los adultos ingresan y salen del agua en una constante busca de alimento.
La visita es breve porque se debe retornar antes de la pleamar, para no quedar aislados por al menos seis horas hasta la próxima bajante, pero como la greda ya se ha endurecido por el sol y el viento, la caminata resulta más fácil.
Ya en tierra firme, tras pasar junto a un cráneo de ballena entre los pastos, se llega al refugio de guardaparques, desde donde se observa acampar a un grupo de «pulperos», quienes pasarán varios días recogiendo el famoso pulpito patagónico para vender en restoranes de la costa de Chubut y Río Negro.
Además de estos atractivos, en la misma jornada u otro día se puede subir al mirador de Punta Sierra, que ofrece una amplia panorámica de la costa, el balneario y hasta el puerto de Sierra Grande, y es recomendable al regreso descansar entre los piletones y las coloridas playas pedregosas de la península de Punta Pozos.
Si la base es en Playas Doradas, un atractivo cercano al que se llega caminando por la playa es el cangrejal del arroyo Salado, que marca el límite entre el balneario y el área protegida, a unos cientos de metros de la desembocadura, desde donde al atardecer se ven los cambiantes colores de la arena húmeda con el sol que cae sobre la estepa.
EL PARQUE NACIONAL ISLOTE LOBOS SE INTEGRARÁ EN LO TURÍSTICO CON EL BALNEARIO PLAYAS DORADAS
Autoridades del municipio rionegrino de Sierra Grande y del futuro Parque Nacional (PN) Islote Lobos coincidieron en la importancia que tendrá la integración con fines turísticos de esa reserva y el balneario Playas Doradas, en ese distrito, uno de los destinos emergentes de mayor crecimiento en la provincia.
El intendente de Sierra Grande, Enzo Tamburrini, dijo a Télam que tras el anuncio de la instalación de la planta de hidrógeno verde en su jurisdicción, vendrá «un trabajo muy fuerte de la consolidación del parque, porque vamos a tener que hermanar una actividad industrial de envergadura, 7 kilómetros al sur de un área protegida, con la idea de cuidado del ambiente de manera notoria».
«Es un desafío enorme, que nos va a poner desde mi punto de vista en una situación diferenciada del resto de los lugares turísticos emblemáticos que tenemos en la costa atlántica norpatagónica», añadió.
Tamburrini consideró que será un esquema turístico distinto para el que deberán centrarse «también en la capacitación, y hacerlo tomando modelos e interactuando localidades y ciudades que tienen un turismo desarrollado, y que también conviven con áreas protegidas, como Puerto Madryn, con la zona de Puerto Pirámides».
«Nuestra idea -continuó- fue desde el principio trabajarlo en la localidad y en la ciudad con la gente, para que sea parte del proyecto, pero también con una visión de desarrollo turístico del parque», y resaltó la importancia de «generar un equilibrio» para ese desarrollo.
Leonardo Juber, quien será jefe de guardaparques en Islote Lobos, comentó que «en turismo hay mucha expectativa, si bien el tema va a ser abordado en el plan de uso público y el plan de gestión, para definir las medidas en el parque y que se hace con la participación de la comunidad».
«Creo que la visitación irá de la mano de excursiones, con guías y todo lo demás, porque por lo general los lugares dentro del parque son lugares muy frágiles, como los islotes, donde no puede haber una visitación masiva, porque son pequeños y en determinadas épocas hay nidificación de muchísimas aves, en el suelo y por todos lados, y si no se presta atención se pueden pisar huevos o nidos», explicó.
Este guardaparque nacional dijo a esta agencia que «seguramente, muchas de las actividades tendrán ese perfil, con capacitaciones, para formar guías para visitar esos lugares» y estimó que «puede que sean necesarios permisos de ingreso, para hacer trekking o caminar sobre la costa».
También sostuvo que «la idea es que Playas Doradas sea la cabecera operativa, el portal del Parque; hay proyectos de implantar ahí la intendencia, algún centro de visitantes, las instalaciones operativas, viviendas y galpones, y quizás alguna otra instalación en Sierra Grande».
Sobre la integración con las tres estancias, mayormente ganaderas, que quedarán dentro del parque, aseguró que «a ellos no les cambia mucho, sólo la jurisdicción, ya que Parques Nacionales se hace responsable de ese territorio».
«Con el paso del tiempo, a través de acuerdos y demás, lo que se va a buscar es que la ganadería sea un actividad lo más amigable posible con el ambiente, que lo es de por sí, y entonces se regularán quizás las cargas y rotaciones de los campos, pero en principio no hay mayores cambios».
Sobre los pulperos, los incluyó entre quienes practicar actividades de manera tradicional o recreativa y adelantó que «la idea es que se puedan seguir haciendo, como la pesca deportiva de costa y otras más que tienen que ver con actividades de subsistencia, como el pulpeo, que la desarrollan familias que vienen de lejos por la costa, en un período muy corto, que es de marzo a abril, sólo dos meses».
Juber destacó que «es una actividad bastante amigable con el ambiente, que la idea es simplemente regularla, que se pueda seguir y que incluso se convierta en uno de los valores del área como un modelo de actividad sustentable.