Esta declaración está inspirada en la reivindicación que hace mi provincia del rol clave que tuvo -a través de su capital- en el tiempo de construcción de nuestra soberanía hasta el extremo más austral de la Patria. Efectivamente, el Fuerte del Río Negro fue fundado por España inmediatamente después de que Inglaterra perdiera sus colonias en los Estados Unidos. A raíz de ello, la Corona decide tener una presencia permanente en la Patagonia porque temía que el territorio y su mar pudieran perderse en manos del Reino Unido.
Para concretar este objetivo España decide enviar a un agricultor andaluz a fundar una población con capacidad de autosostenerse a partir del trabajo de la tierra. Francisco de Viedma y unas treinta familias de agricultores dan a luz esa población a orillas del río Negro, de la cual devienen las actuales ciudades de Viedma y Carmen de Patagones.
El Fuerte del Río Negro fue la base para la proyección del Virreinato del Río de la Plata, primero, y de la naciente Argentina después, hasta el extremo sur. No es casual que Luis Piedrabuena haya nacido en este sitio donde aprendió a navegar cuando apenas contaba nueve años o que Viedma haya sido capital del Territorio Nacional de la Patagonia desde 1878 hasta 1884.
Pero entre todos los hechos relevantes que podemos apuntar el más significativo es, sin dudas, el combate del 7 de marzo de 1827 cuando los vecinos del fuerte del río Negro debieron sumarse a la escasa tropa regular que había en el lugar para defender el puerto de la invasión comandada por un oficial de origen inglés, James Shepherd, y que bajo las órdenes del Imperio del Brasil, llegó al mando de una fuerza compuesta por cinco buques de guerra y 600 infantes.
En un combate épico, las fuerzas criollas del río Negro derrotaron a los invasores en el marco de la guerra que por entonces libraba nuestro país por la disputa de la provincia oriental del Uruguay y aseguraron el dominio de la Patagonia que hubiera quedado en ciernes si las fuerzas del capitán Shepherd hubieran logrado su objetivo.
El combate del 7 de marzo de 1827, junto a la Vuelta de Obligado (1845) y a la batalla de Malvinas (1982) es uno de los tres hitos de la defensa de nuestra soberanía territorial que con orgullo reivindicamos pese al desconocimiento generalizado que la historia oficial, sesgada por el centralismo porteño, se ha encargado de silenciar.
En este tiempo de desprecio del que es objeto mi provincia y la Patagonia por parte del gobierno de Milei pienso que es propicio recordar el origen histórico de lo que somos para que desde la Casa Rosada dejen de vernos como un espacio vacío de compromiso y determinación nacional o como un espacio para extraer sus riquezas a cambio, en lo posible, de nada.
(*) Vicegobernador de Río Negro