SIERRA GRANDE (DIARIO RIO NEGRO).- Fue un llamado de atención para los padres y para la sociedad toda. Hay que estar atentos, saber, conocer los cambios, detectar síntomas.
Alejandro Schujman, escritor, psicólogo especialista en adolescentes, estuvo en Sierra Grande en la Expotec 2015 que organiza el CET 12, y habló ante cientos de jóvenes, muchos de los cuales estaban con sus padres. Hizo un fuerte llamado de atención sobre los riesgos del consumo de marihuana y alcohol.
Advirtió sobre los riesgos de «tranquilizar» la conciencia pensado que el alcohol y la marihuana son consumos normales e invitó a los padres a reflexionar sobre las causas que los llevan hasta allí.
El profesional advirtió en el encuentro con los jóvenes que las sustancias psicoactivas como el alcohol y la marihuana han ganado terreno de manera alarmante entre la juventud. Y la falta de objetivos es la principal causa.
Justamente el ámbito escolar del secundario fue ideal para plantear los riesgos y hablar de estas cosas. Porque a simple criterio, como en muchos lugares del país, el consumo de marihuana en la juventud está naturalizado en esta ciudad.
Es común pasar por la plazas o espacios verdes donde a simple olfato hay jóvenes fumando un «porrito», sin intervención alguna del Estado que oriente o controle.
Schujman advirtió en sus charlas sobre los riesgos de «tranquilizar» la conciencia pensado que el alcohol y la marihuana son consumos normales y extendidos en la juventud actual. Invitó a los padres a reflexionar sobre las causas que los llevan hasta allí.
Habló con «Río Negro» y expresó que uno de los mayores problemas que observan los psicólogos especializados en adolescentes es el desconcierto creciente de los padres. «Los hijos se apoyan en diferentes muletas para animarse a crecer y nuestros chicos se disponen muchas veces a simular una madurez de la que carecen y una desinhibición que anhelan pero no tienen».
Es habitual, según el profesional, escuchar a los padres y sus hijos hablar del consumo de alcohol y marihuana como si fuera un hecho irremediable en la adolescencia hoy. «Todos lo hacen», «todos toman», son las frases que lideran las justificaciones a la hora de definir este fenómeno.
También «prefiero comprarle buen alcohol así no toma cualquier porquería» o «en mi casa tengo plantas de marihuana, para que mi hijo no fume de pésima calidad, ¡vaya uno a saber que le ponen estos delincuentes!», son frecuentes ya.
Schujman explicó que la conducta de los padres, de naturalizar el consumo, por un lado es para aliviar la impotencia (la analgesia del «todos lo hacen») que les genera la situación, y por otro resignarse frente a la imposibilidad de luchar contra molinos de viento. «La masificación genera una sensación de normalidad», acotó.
En uno de sus artículos el escritor apunta que «vivimos en tiempos de la cultura adictiva, no hay procesos de espera, todo es ya y las sustancias que tienen efecto sobre el sistema nervioso central generan satisfacción inmediata, desinhibición, placer, alivio al sufrimiento. Claro está que, pasado el efecto de la sustancia, el tóxico ingresado al cuerpo se suma a los problemas que inevitablemente generaron su ingesta».
«Con la salud de nuestros hijos no negociamos»
SIERRA GRANDE.- En Sierra Grande Schujman insistió en que nadie toma sustancias con el objeto de modificar su estado de conciencia sistemáticamente si su vida es armónica sin ella. «¿Para qué recurrir a una sustancia que modifique ese bienestar?».
«La marihuana no es una manera sencilla de relajarse, porque quema neuronas, es una sustancia que genera adicción, actúa sobre el sistema nervioso central y sobre todo, en jóvenes agudiza el síndrome amotivacional que muchas veces tienen, la falta de ganas que es marca de agua de nuestros tiempos», expresó en su charla el profesional.
«No nos lo perdonaríamos, como padres, como adultos que somos, negarles y retacearles a los jóvenes el maravilloso y difícil trabajo de intentar ser felices en esta vida. Para ello, debemos ser firmes y consistentes con nuestros principios, enfrentar y dar ejemplo que con la salud, con la de ellos, nuestros hijos, no negociamos».
A la vez concluyó en que la falta de objetivos es uno de los principales elementos que dejan expuestos al consumo desmedido de alcohol o drogas en nuestros jóvenes.
Recomendó que hay otros caminos como apasionarse por algo, poder soñar, proyectar, disfrutar del mientras tanto, es clave a la hora de decir no a la tentación, de «resolver» a través la bebida lo que desde lo cotidiano no aparece.
Aconsejó que el yoga, los baños de inmersión, salir a caminar o patear una pelota son modos saludables de descarga y cables a tierra.
«Los jóvenes necesitan que les demos señales y recursos desde que son muy pequeños para que puedan animarse a construir», expresó.
Por Miguel Velázquez mvelazquez@rionegro.com.ar