Indicó que se por primera vez se activó por parte de Cultura, el protocolo aunque ellos como comunidad lo cuestionan considerando que siendo sujetos de derecho respecto al patrimonio de los pueblos originarios en el territorio, en este caso en el área de Sierra Grande, deben ser avisados “para considerar si los restos deben ser levantados o no”.
Advirtió que “según la legislación nacional de devolución de restos óseos, las comunidades deciden si son levantados o si el área se declara enterratorio indígena”.
“Cuando son enterratorios múltiples, deben quedar en el lugar si la comunidad lo decide, sobre todo cuando hace años venimos diciendo que nos debemos una conversación entre Cultura de la provincia, Cultura municipal y la comunidad, para definir un lugar de entierro y de esa manera que nadie los vaya a molestar”.
“Es muy duro, muy chocante que vengan a levantar los restos y empiecen a deambular en cajas por todos lados sabiendo que no tenemos un espacio territorial en donde dejarlos”, expresó la Lonko al explicar la razón por la que se debe delimitar un espacio para los entierros definitivos.
“Nosotros cuando se trata de trasladar enterratorios nos fijamos en un lugar de las mismas características. Hemos determinado que se pueden desplazar porque sino somos los opositores del progreso, pero siempre que se haga con una mirada de respeto como en el caso de San Antonio Oeste, en donde se van depositando los restos que se van encontrando en un médano alto con mirada al mar, como nuestra gente lo buscaba”, explicó.
Cañumil agregó que “Siempre nuestros mayores hablaron de que los enterratorios en cercanías del mar se hacían en los médanos más altos teniendo en cuenta el agua, la posición, como están enterrados, cuantos son. Un montón de características que sabemos que tienen estos lugares para cuando se trata de nuestra gente”.
En el caso del hallazgo de Playas Doradas, la antigüedad de los restos se acredita mediante estudios de carbono y se admiten los mismos, “porque todavía hay quienes siguen negando la preexistencia de los pueblos originarios en la zona” dijo la Lonko al afirmar que se realizaran los estudios para determinar mayores detalles.
Con relación al resguardo del territorio señaló que ante un hallazgo se deben frenar las tareas para levantar los restos óseos y para que los antropólogos puedan analizar los restos que rodean a los huesos y que a veces tienen mucha más información las capas sedimentarias en donde se encuentran, que los huesos mismos.
No descarto la existencia de mas restos ya que concurrieron pensando que era un solo cuerpo, pero las características del hallazgo permiten estimar que son más de dos y consideró que “habría que hacer un estudio minucioso”.
El terreno del hallazgo se encuentra en la Manzana 536 en dos lotes contiguos en una zona de médanos altos. Por lo pronto, dijo que un estudio preliminar permite estimar que la antigüedad de los restos sería superior a los 2500 años.