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CATALINA ANTUAL, UN SÍMBOLO DE FORTALEZA Y AMOR INCONDICIONAL EN EL DÍA DE LA MADRE

A diario se despierta a las seis de la mañana, para preparar la masa de sus panes y tortas, especialidades que luego sale a vender por las calles de Sierra Grande.

Catalina Antual, más conocida como «la Cata», nació el 4 de marzo de 1945 en Arroyo Tembrao, un paraje rural entre Sierra Pailemán y Valcheta. En su infancia, creció junto a sus siete hermanos, cuatro mujeres y cuatro hombres, en el campo. De esa numerosa familia, hoy solo ella permanece, portando los recuerdos y el legado de una vida marcada por la sencillez y el esfuerzo.

A lo largo de sus 48 años en Sierra Grande, Catalina construyó una vida alrededor del trabajo y la familia. Llegó en 1976, y desde entonces trabajó incansablemente como empleada doméstica, al mismo tiempo que formaba un hogar lleno de amor y sacrificio. Fue esposa de “Pato” López, su compañero de vida, con quien compartió décadas de alegrías y desafíos, hasta que la pandemia se llevó tanto a él como a uno de sus hijos. Es madre de seis, aunque dos de ellos ya no están, y abuela de 19 nietos y 9 bisnietos.

A pesar de los duros golpes que le ha dado la vida, la Cata sigue adelante con la misma energía y espíritu generoso que siempre la caracterizó. A diario se despierta a las seis de la mañana, para preparar la masa de sus panes y tortas, especialidades que luego sale a vender por las calles de Sierra Grande. Su recorrido habitual comienza en la Municipalidad, desde donde se dirige a la zona céntrica de la ciudad, generalmente acompañada por su nieta Daniela. Las vecinas y vecinos la reconocen y la respetan, sabiendo que su presencia es sinónimo de afecto y solidaridad. «No puede ver a nadie en necesidad, enseguida consigue y da», afirman quienes la conocen bien.

Uno de sus hijos la describe como «una mujer de fierro, con mucha energía, muy humilde y caritativa». Y esa es la esencia de Catalina: una mujer fuerte, trabajadora y profundamente generosa. Además de sus actividades matutinas, la Cata siempre encuentra tiempo para cocinar el almuerzo, que comparte con varios de sus nietos y bisnietos, muchos de ellos en plena niñez, entre los 4 y 6 años. Su día no termina hasta bien entrada la noche, pero la siesta, es sagrada.

En este Día de la Madre, la figura de Catalina Antual es un homenaje a todas esas mujeres que, como ella, entregan su vida al bienestar de sus seres queridos sin pedir nada a cambio. Para sus hijos, nietos y bisnietos, y para toda la comunidad de Sierra Grande, la Cata es mucho más que una madre o abuela; es un ejemplo de resiliencia, amor y solidaridad, un verdadero pilar en la vida de quienes la rodean.

Redacción: Julietta V. Donoso

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