
Compartimos una historia que une el amor por los libros y la voluntad de emprender. Adrián Scotto nos abre las puertas de una editorial independiente para conocer sobre motivaciones y desafíos en el mundo literario.
Desde sus inicios, el libro ha sido un vehículo fundamental para la transmisión del conocimiento, la cultura y para estimular nuestra imaginación. La invención de la imprenta en el Siglo XV democratizó el acceso a la información, permitiendo que las ideas y relatos viajaran más allá de las fronteras y alcanzaran a un público más amplio. En un mundo donde la literatura sigue transformándose, nos proponemos detener nuestra mirada en el libro y conocer algo más sobre el “arte de editar”. Adrián Scotto es Licenciado en Comunicación, amante de los animales, escritor, editor y fundador de Editorial Olivia. Y su historia puede ser la de tantos otros argentinos que se animan a emprender y hacen que sus sueños dejen de ser sólo sueños para convertirse en realidades, en oportunidades propias y compartidas.
¿Cuál fue tu motivación para fundar una editorial independiente?
Adrián: – Soy escritor y muy fanático de los animales, el primer libro que escribí se llama “El secreto de Emma” y recomienda no comprar perros sino adoptarlos. Mandé mi texto muchas veces a editoriales y la respuesta era está re lindo, pero no es un tema nuestro o sea que se trataba de una temática que a nadie le importaba, ¿Un cuento infantil sobre una perra de la calle? No les importaba. Entonces en ese momento dije yo lo voy a publicar, y lo publiqué solo, como un autor independiente, sin editorial porque no encontré ninguna que me acompañara. Además hay muy pocas editoriales independientes que hacen libros infantiles porque el libro infantil no es un texto que uno lo manda a imprimir y se imprime. El libro infantil tiene un trabajo muy importante que lleva mucho tiempo y participan muchas personas. Tardé un montón de tiempo, me gasté un montón de plata, porque uno no sabe. Por eso yo entiendo a los autores y las autoras de mi editorial, porque pasé por lo mismo. “El secreto de Emma” fue el primero de la editorial y ahí me pregunté por qué no ayudar a otros que seguramente deben estar en la misma situación que yo? Yo trabajaba en una empresa, nada que ver, no estaba con el mundo editorial y empecé a armar este emprendimiento, con este concepto ya en mente, de que había textos que en las editoriales industriales con temáticas que por ahí no están dentro de su tema de publicación y entonces empecé a mover esto y ahí empecé a publicar, eso fue en 2016. Y desde ese momento hasta hoy no paramos nunca de publicar libros y lo genial es que se suman textos con múltiples temáticas y la gente se interesa mucho. Hicimos un cuento infantil de las familias de tránsito en el proceso de adopción infantil, por ejemplo, son temáticas que cuando me llegan, yo no lo puedo creer. Y ese libro ya está acabando su primera edición, su tirada la vendió toda porque no hay editoriales que publiquen estas temáticas y eso es lo que a mí me encanta hacer realmente, ser la “oveja negra” de las editoriales.
¿Cuáles son los desafíos que una editorial joven enfrenta a la hora de insertarse en el mercado?
Una editorial independiente es un emprendimiento, y que por ahí en otro país sería mucho más fácil progresar con esto, o progresar distinto, pero yo creo que siempre lo importante es seguir, y tener esta idea clara de qué es lo que uno quiere hacer con su emprendimiento en este caso con la editorial. Junto con algunas autoras brindamos una charla en la Universidad de Palermo donde abordamos el cambio que observamos en el mundo editorial después de la pandemia. Para nosotros representó dos años de publicar libros sin parar, porque la gente estaba en su casa con tiempo para leer cosas que había escrito, con tiempo para darse para sí mismo y publicamos muchos libros, en cambio las editoriales grandes no tuvieron el mismo éxito. La Pandemia fue una realidad que todos sufrimos pero que también dejó algunos cambios positivos, y uno de ellos vinculado al lector, un lector independiente, con la libertad de comprar desde su casa, de comprar el libro que se le ocurra, de la temática que se le ocurra. Antes uno se preguntaba ¿Dónde compro el libro? Tengo que ir a una librería, no voy a comprarlo desde mi casa. Y hoy en día la gente lo compra desde los teléfonos celulares.
Uno supone que los autores están en capital federal, que son de la Ciudad de Buenos Aires, y más del 80% de los autores y artistas de Editorial Olivia, por ejemplo, son del interior del país. Y nosotros llegamos con nuestros libros a lugares donde no hay librerías cerca, ni librerías a una hora de auto. Esto es lo fantástico que tiene el mundo de la editorial independiente, donde los autores pueden vender sus libros a través de las redes sociales desde nuestra página web, llegamos a todos lados con temáticas que son muy particulares y muy específicas, temáticas que otras editoriales no publican. Creo que Argentina es un país difícil, nosotros siempre tenemos algo que es difícil, pero si uno ve la parte positiva siempre hay algo que nos sirve para seguir adelante y como te digo es un país con gente que lee mucho, que le gustan los libros, que sigue consumiendo libros, los infantiles también, y creo que está buenísimo eso, que no hay que tenerle miedo ni a hacer tu emprendimiento, ni a publicar tu libro tampoco, porque uno siempre tiene miedo al principio. ¿Me irá bien o mal publicando este libro? ¿Quién lo va a leer? Siempre hay alguien que lo va a leer, siempre hay personas interesadas en lo que uno quiere comunicar, si está bueno. Cuando nos llegan los textos nosotros los acompañamos, siempre desde el lado de no criticar sino de apoyar. Considero que las editoriales no están para criticar la obra, las editoriales están para ayudar al autor a que la obra sea publicable, que esté correcta a nivel literario, que el libro tenga un todo. Al lector hay que respetarlo desde el texto, pero también desde el libro como objeto, por eso todos nuestros libros tienen una ilustración muy cuidada, una calidad de páginas y de tapa, una calidad total. Los libros tienen que estar buenos por dentro y por fuera eso creo que es sumamente importante para el lector.
Semanas atrás en una entrevista con la escritora Constanza Munrabá justamente conversamos sobre la relación entre autores e ilustradores, la forma en que se genera un diálogo, cómo se va construyendo ese personaje porque tal vez en ocasiones hay una idea y en otras no. En definitiva, detrás de un libro hay obviamente un autor, pero hay todo un equipo más grande o más pequeño, que hace posible que esas obras lleguen a los estantes de nuestras bibliotecas. Y dentro de esas relaciones que se van trazado contanos cómo es la tuya con los autores.
Adrián: – Yo siempre digo que cuando arrancamos el proceso terminaré siendo como un psicólogo o como un médico de cabecera, entablamos una relación que es de todo el tiempo. Construimos una relación muy intensa porque compartimos todo el proceso de creación del libro, desde la corrección, el trabajo sobre el texto, las ilustraciones. Generamos una pauta de ilustración que tiene que ver con ideas sobre cómo van a ser las ilustraciones, dónde van a estar los libros también, la foto de tapa o la ilustración de tapa. En el proceso pueden participar artistas de todo el país, hay ocasiones en las que no he estado en persona con los autores porque residen en el interior, pero esto o es un obstáculo. Con el autor se crea un vínculo muy especial, una relación de trabajo y de confianza mutua, lo cual es importante. Yo siempre les agradezco a todos los autores el confiarnos tu obra. Confiar la obra a alguien representa un dar importante, porque uno está confiando su obra a alguien para que la trabaje, se publique y demás. En general, tenemos una relación muy buena, y que se extiende a través del tiempo y yo creo que también esto es muy importante porque uno cuando es autor independiente, uno no es un escritor famoso que la gente va a hacer fila. A eso libro tenemos que acompañarlo, ayudamos a eso en nuestras redes sociales, en el evento de presentación del libro, en llevarlo a las ferias del libro. El autor no puede desprenderse de la obra, el autor siempre tiene que participar mostrando su obra, llevándola a colegios, leyendo los cuentos.
Como aquella conocida expresión que señala que un libro es como un hijo, debemos acompañar el crecimiento, ese camino de difusión.
Adrián: – “Exactamente. Varias autoras de Olivia tienen obra de segunda y tercera edición. Es decir que hicieron varias tiradas de libros porque los vendieron todos y eso es genial. Quiere decir que se movieron a nivel de redes sociales y de comunicación. Hoy en día uno llega al llegar al lector directamente. Una editorial independiente puede llegar en forma directa a los lectores”.
Interesante esta observación, porque en el interior del país, con librerías mucho más pequeñas, los lectores estábamos ciertamente condicionados a una disponibilidad de títulos exclusivamente provenientes de las grandes editoriales. Las estanterías parecen convertirse en el claro reflejo de una desigualdad de recursos.
Nos gustaría que nos dejes alguna sugerencia para quienes tienen algo guardado en un archivo, para alguien que comenzó a escribir algo hace años y se encontró con la imposibilidad de publicar. ¿Qué les dirías?
Adrián: – “Que no tengan miedo, que lo compartan con alguien de confianza, con alguien que te pueda realizar una crítica. La cuestión es que te lo critiquen está bueno que haya alguien que sea objetivo, que lo lea y te diga que está bien o que le sucedió cuando lo leyó. Cuando uno escribe siente que es el momento del texto. Sentís que está bien. Yo me siento cómodo como autor. Si vos escribís una novela de terror te tiene que dar miedo, si hacés algo romántico te tiene que dar una sensación de querer llorar, lo tenés que sentir. Como escritor tenés que sentir esa “piel de gallina” al escribir y seguramente el lector lo va a sentir. Hay que animarse a publicar y no importa el número, por más que sean diez personas, hay diez personas o cien o el número que sea, al que uno le está comunicando lo que escribió. El mayor premio para un escritor es que te lean, que alguien más te lea. Se puede hacer si quieren hacerlo y no olviden disfrutar de todo el proceso. Está bueno escribir un libro, es algo que no hace todo el mundo, es verdaderamente un logro, pero tenés que estar convencido que lo querés hacer. Y hay que desmitificar esa idea que los autores independientes no venden, es mentira, yo tengo casos reales donde los autores hicieron tantas tiradas como en una editorial multinacional. Les digo que se puede y que se animen y que aquí los vamos a estar esperando”.
En un tiempo donde las grandes corporaciones dominan el mundo editorial, los pequeños emprendimientos independientes representan una luz de esperanza para asegurar la diversidad literaria y la expresión personal. Las editoriales independientes no solo desafían las normas establecidas, sino que también permiten a autoras y autores contar sus historias de manera auténtica y sin filtros. A través de su pasión y dedicación, los editores independientes promueven un ecosistema donde la creatividad florece y las voces o temas marginalizados encuentran su espacio. Al apoyar estas iniciativas como lectores, no solo impulsamos la literatura en el más amplio sentido de la palabra, sino que también celebramos el espíritu emprendedor que se atreve a soñar y a transformar el panorama cultural. Así, cada libro publicado por una editorial independiente se convierte en un testimonio del valor de seguir nuestras pasiones, de hacer realidad nuestros sueños y de contribuir a un mundo literario más inclusivo y diverso.